El sabor de Izamal Historia del Restaurante Kinich

Izamal es una hermosa ciudad colonial fundada a mediados del siglo XVI sobre los vestigios de una antigua ciudad maya. A este lugar se le conoce como “Ciudad de los Cerros”, rememorando las pirámides cubiertas que se encontraron allí a la llegada de los españoles, así como “La Ciudad de las Tres Culturas” pues en ella se combinan rasgos de su pasado prehispánico, del período colonial y de la época actual.

Toda pintada de amarillo y blanco en la actualidad, mantiene una imagen de elegancia y encanto de épocas pasadas que la distinguen y definen con aire señorial en el contexto regional. En una remozada casona del centro histórico de Izamal, en abril de 1993, la Lic. Miriam Azcorra Rejón, fundó el Restaurante Kinich como una respuesta a una añeja demanda del sector turístico.

Es muy complicado elegir fácilmente entre todos los platillos del menú, ya que la carta del Restaurante podría considerarse el catálogo definitivo de la cocina tradicional yucateca. Si se tiene el estómago y suficientes cómplices, habría que pedir absolutamente todo… Y desde luego las tortillas son de antología; a diferencia de las comaleadas en regiones centrales del país, delgadas y blancas, en Kinich son de un suculento color amarillo y hechas a mano.

Todo está elaborado por cocineras y cocineros de origen maya, como dicta la tradición, en donde la cocina maya se divide en trabajos y calores de manos, en talentos y esencias de condimentos y recados que transforman el platillo simple en una experiencia culinaria mexicana llena de sabores y tradiciones. La técnica de elaboración de los platillos es cuidadosa hasta en el más mínimo detalle, hasta el más cuidadoso recado es puesto en una jícara y molido a mano para lograr el verdadero sabor de la comida maya. Junto a la zona de mesas se encuentra una casita de paja donde se hacen las tortillas a mano y las salsas en un brasero de leña… Simplemente ¡hay que ir!

Más información:
www.restaurantekinich.com

“Al igual que Izamal es mágico, también el Restaurante Kinich lo es, en cuanto damos nuestro primer paso al interior, nos envuelven las abuelas, los sabores, las nostalgias y las emociones.”

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