Un respiro para el Planeta

Cisnes y peces en los canales de Venecia, con el agua tan limpia que hasta los delfines se han acercado, aves acuáticas en la Fontana di Trevi, elefantes en los campos de arroz en la Provincia de Yunnan comiendo hasta embriagarse, incluso un jaguar cruzando por los hoteles de la Riviera Maya son postales idílicas de un paraíso como los que nos presentan las publicaciones religiosas, sin embargo… ¡Son falsas!

Pandemia

La palabra “Epidemia” proviene del griego “epi”, sobre y “demos”, pueblo, literalmente “sobre el pueblo” y corresponde a una enfermedad que se dispersa más allá de lo esperado en una población y un tiempo dado, generalmente en un ámbito local. Las epidemias siempre han existido y, de hecho, han sido clave para eventos históricos en la humanidad como el colapso de los imperios Han en China en el siglo III o el del imperio Romano, donde las llamadas “plagas del reinado de Antonino” (posiblemente sarampión y viruela) minaron la estructura social de aquel entonces, o más cerca de nosotros, la epidemia de viruela fue decisiva en la caída del imperio Mexica.

Por su parte, una pandemia que viene de las raíces “pan”, todo y “demos”, lo cual se traduciría a “todo el pueblo”, es una infección de la población en un área geográfica mucho mayor que una epidemia. Estos términos se deben manejar con mucho tiento, pues pueden generar una profunda afectación en la psique de la mayoría de la gente.

Para que se declare el estado de pandemia se deben cumplir dos criterios según la gaceta médica: que el brote epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país ya no sean importados sino provocados por trasmisión comunitaria.

Virus

No necesariamente todas las epidemias son a causa de los virus, por ejemplo la Peste negra que acabó con un tercio de la población europea en tan solo 6 años durante el siglo XIV, fue a causa de la bacteria Yersinia pestis.

Una bacteria es un organismo unicelular con una organización compleja en su interior, que tiene la capacidad de moverse y dividirse: es un organismo vivo. Ellas están en todos lados y no siempre son dañinas para nosotros, es más, en cada uno de nosotros ¡existen 1.3 bacterias por cada célula de nuestro cuerpo! Las necesitamos para vivir, son parte de nosotros.

Por otra parte, los virus son unas cosas rarísimas, realmente conocemos muy poco sobre ellos. Durante años la pregunta de si están vivos o no ha sido el centro del debate entre muchos científicos y científicas.

Los virus son infinitamente menores en tamaño que cualquier bacteria, de hecho son capaces de atacar bacterias y, ahora que lo pienso, son capaces de atacar cualquier forma de vida, ya sean hongos, plantas, animales, etc. Tienen información genética expresada en ARN o ADN pero no tienen capacidad propia para replicarse, de tal forma que deben entrar en una célula para secuestrar su maquinaria y poder hacer copias. Tienen “estrategias” sorprendentes para dispersarse y lograr su cometido. El virus de la rabia, por mencionar uno, cuando necesita salir del organismo que colonizó, un perro por ejemplo, se traslada a las glándulas salivales del animal y, una vez ahí, hace que el pobre cambie su comportamiento, volviéndolo más agresivo y aumentando su “deseo” de morder, cumpliendo con el ciclo del virus al pasarlo a otro organismo a través de la saliva durante la mordedura.

Los virus engañan a los sistemas de defensa, toman las instalaciones, se multiplican y finalmente salen de la célula por millones, volviéndose” virales” y esta estrategia tan agresiva y precisa de dispersarse hace que las más temibles pandemias sean a causa de ellos. Sin embargo, no son seres vivos, sino material genético envuelto por una cápsula de proteínas y a veces de lípidos.

Ellos han estado aquí desde que hay vida en el planeta, son un componente muy importante, de hecho imprescindible en la historia de la vida en la Tierra, una parte importante de nuestro genoma es de origen viral. En realidad los necesitamos más de lo que pensamos… ¿Pero cómo es esto posible?

¿Para qué sirven los virus?

Hasta el momento se han descrito más de 5,000 tipos diferentes de virus, sabemos casi nada de su historia, puesto que no existen fósiles de virus. A pesar de esto, la ciencia en una labor detectivesca ha logrado desentrañar algunos de sus secretos.

La vida en nuestro planeta es un mosaico increíblemente complejo de relaciones entre los organismos y su medio, que no estamos ni siquiera cerca de llegar a comprender en su totalidad, pero algo sí sabemos, cada componente es importante, incluso los que no nos gustan como las cucarachas, los mosquitos, las bacterias y los virus.

El que estés leyendo este texto es en parte (una parte muy importante) gracias a los virus. Te explico. Nosotros somos mamíferos placentarios, es decir que nuestras primeras etapas de desarrollo las pasamos en un saco llamado placenta, técnicamente un sincicio, en el vientre de nuestra madre. Bueno, como menciona el Dr. Antonio Lazcano “los genes involucrados en el desarrollo de la placenta, son los mismos que producen sincicios en las células infectadas por retrovirus, los mamíferos placentarios tenemos placenta porque un ancestro remoto de todos los placentarios fue infectado por un retrovirus” por lo que debemos nuestra existencia en esa oscura y remota parte del tiempo a los virus.

Además, cada vez que un virus ataca, nuestro sistema inmunológico responde de forma épica. No solo salvándonos la vida en la mayoría de los casos, sino generando una respuesta inmune específica para ese virus y almacenando la información suficiente para que cuando regrese, nuestro cuerpo lo pueda reconocer y así evitar el engaño, es decir que una vez que nos enfermamos de un virus, éste jamás volverá a infectarnos.

Un respiro para el planeta

No nos gusta que la gente sufra y, por supuesto, no nos gusta sufrir. No obstante, vamos a salirnos un poco de nuestra lógica humana para trascender nuestra visión y pensar que las epidemias a lo largo de la historia han constituido un control natural de la población humana, la cual hasta hace unos 150 años era “sostenible” en números en cuanto a los recursos necesarios y que podían ser provistos por el planeta.

Sin embargo, cuando comenzamos a “deshacernos” de las bacterias con las medidas de higiene y los antibióticos, de los vectores como los mosquitos al aislarnos en nuestros centros urbanos y de los virus con la invención de las vacunas, aunado a los desarrollos tecnológicos, nuestra población comenzó a crecer de manera exponencial al punto de ser insostenible para el planeta, debido al alto consumo de recursos, a la contaminación de los ecosistemas y al calentamiento global, entre otras cosas.

Estamos en la antesala del colapso global de nuestra especie debido a estos factores. Íbamos hasta hace unos meses en un tren a alta velocidad que se dirigía hacia un abismo terrible y no parecía que hubiera nada que lo frenara…

Pero llegó esta pandemia, que no es un castigo, ni tiene nada de celestial; que es algo históricamente natural, potenciado por las redes humanas de dispersión actuales y que ha puesto en jaque a nuestra civilización, bajando la velocidad del tren, haciendo que millones de personas en sus casas reflexionen sobre lo que nos llevó a esto, que se voltee a ver a la ciencia como una respuesta ordenada y lógica, a que los gobiernos se replanteen estrategias. Que nos ha hecho ver que la destrucción de ecosistemas y el tráfico ilegal de especies hicieron que un virus desconocido saltara de la naturaleza a nosotros, que nos ha hecho sentir vulnerables, pero también nos ha hecho crecer al ver que de nuevo somos capaces de organizarnos globalmente, que hay miles de ejemplos de historias de hermandad y unión, que podemos crear en lugar de destruir, que podremos aprender algo de todo esto para tener al final, un nuevo comienzo.

El regreso de la Naturaleza

Las imágenes de los animales en las ciudades fueron tomadas en otros sitios y en otros tiempos diferentes a la actualidad, es decir, son Fake News.

Existe mucha más fauna de la que pensamos en los centros urbanos, incluso en las grandes ciudades. Los animales han aprendido a evadirnos y salen solamente cuando no hay nadie a la vista. Desde alces y osos en el hemisferio norte, hasta leopardos y elefantes en Asia, la naturaleza ingresa cada noche a los centros urbanos, es decir que no necesitan de una pandemia para estar presentes.

Ahora tendremos próximamente muchos avistamientos de fauna en las ciudades, la razón: la gente tendrá más tiempo para mirar a su alrededor y descubrir lo que siempre estuvo ahí, solo que en el trajín del día a día, nunca nos percatamos.

Para que la naturaleza “regrese” realmente necesitaríamos de mucho más tiempo sin nuestra presencia, el respiro es realmente para nosotros. Estas fake news son para mí una expresión de lo que deseamos como humanidad, una nostalgia por lo perdido, así como una búsqueda de una razón. No obstante, esto no tiene un “propósito”, es una situación que se presentó, la cual debemos asimilar de una manera objetiva, basada en el conocimiento científico, y si somos capaces de aprender de esto –y estoy seguro de que lo haremos-, podremos reorganizarnos y reestructurarnos como humanidad para entender y hacer las paces con la naturaleza para que ahora sí y finalmente, podamos dar un respiro para el Planeta.

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