Segundo paso… hacerse cargo

En la edición de agosto se habló de la responsabilidad ambiental. Básicamente me enfoqué en el saber, tener conocimiento de las repercusiones tanto globales como personales de una vida sin conciencia ambiental. Saber eso, nos crea un deseo de responsabilizarnos y tomar acción.

Ser capaces de minimizar nuestra huella ambiental, es querer vivir sanos en una planeta sano. Para ir logrando esto, se empieza con un paso a la vez.

Este camino nos enseña a limpiar nuestra vida. Pareciera que se vuelve más pesada la nueva rutina, pero como todo y con la satisfacción de saber que lo que estamos haciendo hace la diferencia en nuestra vida y en la de los demás, cada vez se vuelve más fácil y llevadero. El hacerse cargo de lo personal, directamente y a los tiempos de cada uno, nos lleva a lo global.

¿Cómo empezar?
Se recomienda mucho hacer un ejercicio mental de tu día. Y empezar con lo sencillo. Aquí te doy unos consejos prácticos de cómo abrir la puerta al inicio de una nueva vida en armonía.

Desde casa

Todas las acciones rutinarias que se realizan dentro de casa durante el día generan una gran cantidad de material de desecho. Empezaremos a destinar cada uno en su lugar, logrando que no terminen en el relleno sanitario contaminando agua, tierra, aire y madera... Cuatro de los cinco elementos indispensables para la vida.

Comenzamos con separar en un contenedor cerrado el sobrante orgánico del día. Es vital que la comida no termine pudriéndose y revuelta en el bote de basura. Al lograr esto, evitas plagas, contaminación por putrefacción, mal olor. El desecho orgánico no es basura.

Pensemos también en las personas encargadas de nuestros desechos, con qué tienen que lidiar nuestros recolectores, pepenadores, pobladores de esas montañas llenas de nuestros consumos.

Existen varias opciones para generar una ecología circular:

• Composta casera, se ofrecen varios modelos y tamaños de productos para hacer composta en casa por medio de un contenedor diseñado.

Siguiendo los procesos que se indica para lograr su descomposición natural y convertirse en tierra fértil para cualquier uso. Las composteras y las indicaciones de uso, de encuentran por toda la red de informática. Se puede también hacer caseras y el resultado es el mismo.

Si podemos hacer circular la cadena alimenticia, se hacen acuerdos con rancherías para regalarles ese desperdicio y convertirlo en alimento de animales.

Si las primeras dos opciones no son viables por tu estilo de vida, entonces tenemos más opciones:

Moler en la licuadora tus restos orgánicos, vaciarlos en un hoyo en la tierra y tapar con una capa más para no generar insectos. Estamos hablando solo de lo orgánico, nada químico.

Por otro lado, si vives en un lugar privilegiado en donde te encuentras rodeado de sereques, mapaches, coatíes, monos, ardillas, iguanas y demás ser vivo con necesidad de alimento, no lo pienses dos veces y dales todo lo que generes de sobrantes orgánicos. ¡Crecerán felices y te estarán agradecidos siempre!

• El reciclaje: las ventajas de reciclar la mayor cantidad de materia que producimos genera beneficios incalculables a nuestro planeta. Las empresas que reúsan su propio material de empaque reducen de una forma importante la huella generada por producir de cero.

El plástico tarda por lo menos 450 años para descomponerse, eso sin mencionar la afectación que provoca dejarlos descomponer en la tierra y en el agua. Veneno líquido. Este material nos supera en cantidades, y antes de pensar en reciclar todo el plástico que consumimos, lo más coherente sería dejar de usarlo.

Las botellas de un solo uso, son reemplazables por termos para rellenar. Para las bolsas de plástico, existen las reusables de tela. Con los detergentes y artículos de limpieza, está la opción a granel. Artículos de belleza sin empaque, con materiales amigables o rellenables.

El camino se empieza de a poco. Cuando termines los productos que consumes, en la próxima compra recuerda buscar la opción verde, existen miles de productos que se ajustan a todo presupuesto.

En caso de que te sea imposible prescindir de algunos productos, entonces recicla el empaque. Hay que asegurarse que éste se encuentre completamente limpio antes de depositarlo, cualquier material que se quede dentro, hace mucho más difícil el trabajo del reciclaje y en ocasiones imposible por temas de contaminación.

El aluminio en descomposición se oxida y esto afecta enormemente si no lo manejamos con responsabilidad. Este material es muy cotizado para su reúso, por lo que hace muy fácil su reubicación después del consumo.

El cristal es de los materiales más puros, ya que no se descompone. Al mismo tiempo lo hace más peligroso ya que, si no lo reciclamos, pasará toda la vida en los basureros.

Es muy importante adoptar la mente ambientalista para seguir generando acciones que contrarresten nuestra huella ambiental.

Los primeros pasos ya están en marcha: responsabilidad ambiental, como primer paso. Saber qué sucede después de mi consumo con todos los empaques de nuestros productos. La información es vital para generar conciencia y adoptar un nuevo estilo de vida.

Segundo paso, hacerse cargo. ¿Cómo empiezo una vida amigable con el medio ambiente? Aquí lo vimos: sustituir materiales, separar, reusar y reciclar.

Aún queda mucho camino por recorrer, pero si cada persona que conoces implementa estas acciones, estaríamos reduciendo considerablemente el problema de contaminación por materia en descomposición.

Por: Mercedes Guzmán

@lamercedrecreativa

Proyectos Responsables

Etiquetas: Edición 99