Escuchar a los padres es apoyar a los niñ@s

“Cuando lo inscribí en la escuela mencioné que mi niño siempre fue temeroso, sufría de ansiedad, y tenía muchas necesidades académicas”. Su respuesta fue: -Tranquilo papá, vamos a apoyarlos en todo lo que necesiten... Entonces lo inscribí. Palabras de Tim, un padre desesperado que llega a consulta.

No es la primera vez que recibimos familias con estas situaciones, con un gran cúmulo de estrés y angustia por ver el sufrimiento de su hijo.

Primero intentamos derivar a esta familia con otr@s terapeutas, ya que manejábamos diferentes idiomas y no íbamos a poder comunicarnos ni con los padres ni con el niño. Al no recibir respuestas positivas de colegas, y viendo la desesperación de la familia, decidimos recibirlos, pero ya con una alta carga de frustración nuestra pensando que poco podríamos hacer por ellos.

Conseguimos un traductor para los padres. Sin embargo, el pequeño no pudo ser valorado. Escuchamos al padre, las necesidades de su hijo de siempre, las actuales en función de la escuela nueva. “Mi hijo lleva 5 semanas en esta escuela, y ya no quiere ir. Tardo una hora para entrarlo, mientras los directivos y maestros me observan”.

Una familia que había llegado hacía pocos meses a vivir a México, recientemente habían recibido el diagnóstico de autismo de su otro pequeño. Otra lengua, otras costumbres.... Creo que podemos imaginar el marco de angustia. En ese momento entendí que claramente esta familia lo que estaba necesitando era ESCUCHA, CONTENCIÓN Y ORIENTACIÓN.

Sentada con ellos entendí que no venían por una solución sino por una escucha atenta y amorosa, con una dosis de empatía de mi parte y ver qué podíamos pensar juntos para el bienestar de su hijo.

Pensamos que necesitamos dar soluciones, respuestas inmediatas y, al no tenerlas, nos frustramos tanto los terapeutas como los educadores. Nuestra misión y nuestro deber es procurar siempre al niñ@, y cuando se trata de pequeñ@s debemos hacerlo a través de la familia.

Contener y orientar a los adultos es procurar al niñ@. Es el primer paso que daremos por una escalera ascendente de desafíos que se aproximan y que necesitamos afrontar juntos. Las familias piden nuestro apoyo porque no saben, no conocen, no pueden, están sobrepasados, angustiados, paralizados. Y buscan ayuda de profesionales (terapeutas, psicólogos, maestros, directivos de escuela, etc).

Con más de 25 años de experiencia, esta familia vino a mostrarme que un idioma no puede ser un obstáculo para escucharlos, contenerlos y guiarlos. Que una falta de solución hoy no puede impedir recibirlos en consulta. Una simple palabra de AQUÍ ESTOY,
TE ESCUCHO Y VAMOS A VER QUÉ PODEMOS HACER, para nuestros padres es mucho.

Esta familia nuevamente viene a poner el foco en la necesidad de ser una comunidad MÁS EMPÁTICA, AMOROSA, RESPETANDO Y VALORANDO LAS NECESIDADES DE CADA QUIEN, ENTENDIENDO QUE TODOS SOMOS DIFERENTES PERO IGUAL DE VALIOSOS.

Ponen el llamado de atención a todas las escuelas y espacios terapéuticos a que trabajemos interdisciplinariamente, que nos ayudemos, para guiar a nuestros nin@s, jóvenes y a sus familias.

Somos seres humanos y no tenemos porqué tener la solución a todo lo que se nos presenta, pero sí tenemos la responsabilidad de buscarla junto a las familias, porque ese es el compromiso que asumimos a la hora de matricular a un pequeño en una escuela, o al inscribirlo en un centro terapéutico.

No podemos dejarlos solos, ni decir... “No se preocupen, ya veremos”. Ese tiempo de ya veremos es tiempo en que nuestros niñ@s empiezan a padecer de ansiedad, nervios, angustia, rechazo, enojo, frustración. Todo su sistema emocional colapsa y la repercusión que tiene en ellos y su familia es muy fuerte y negativa. Debemos anticiparnos a esto, y cuidar a nuestra población.

Recordar que nuestra enseñanza más importante no es la letra, el número, aprender a decir una palabra más. La huella que dejaremos de por vida es su bienestar e integridad física y mental.

Las familias también aquí tienen su cuota de aprendizaje significativa, entender que somos una sociedad que está intentando ser más inclusiva. Algunos ya estamos en ese proceso, pero otros no. Entonces no todos están preparados para recibir, atender y ser capaces de apoyar y contener a los niños.

Entiendo padres que a veces solo piden un poco de humanidad, sentimiento y poner por sobre todo el bienestar emocional. Pero no todas las escuelas, no todos los profesionales pueden hacerlo. Mi sugerencia es no gastar energías en tratar de cambiar esta postura, simplemente no están listos. Y si esta escuela o terapeuta no es la mejor, estoy segura que podrán encontrar otro espacio.

Dedicado a Jay y su familia. Llegaron con un ovillo de problemas, y juntos asumimos la responsabilidad de empezar a desenmarañar y armar este nuevo ovillo más ordenado.

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Por: Natalia A. Alioto
Lic. en Educación Especial

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