Los abuelos, grandes maestros de vida de sus nietos

Hay un pequeño pueblo polaco llamado Zalipie donde prácticamente todo está cubierto de flores pintadas, desde las casas hasta los graneros, los puentes y las iglesias. Cada año desde 1948, el pueblo celebra la Competencia de las Cabañas Pintadas.

Una anciana de 90 años siempre se suma al concurso, con tanto ímpetu como los jóvenes, demostrándonos que muchas veces las limitaciones están en nuestra mente y que a veces la edad es una cuestión psicológica, dejándonos una gran enseñanza: afrontaremos la vejez según la imagen que nos hayamos formado de ella. Si creemos que es una etapa de pérdidas donde no podemos hacer más nada, será precisamente eso. Curiosamente, la imagen de la vejez y nuestros estereotipos están profundamente vinculados con la relación que establecimos con nuestros abuelos.

Los abuelos, una pieza clave para desarrollar una imagen más positiva de la vejez

Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Lieja desveló que los niños que tienen buenas relaciones con sus abuelas y abuelos, tienen menos probabilidades de desarrollar estereotipos hacia los adultos mayores.

Los psicólogos pidieron a 1,151 niños de entre 7 y 16 años que describieran cómo se sentían con respecto a sus abuelos. Descubrieron que quienes se sentían descontentos con la relación, también eran más propensos a tener sesgos sobre la vejez y desarrollar una imagen negativa de la misma.

Estos investigadores encontraron que los prejuicios sobre el envejecimiento no dependían de la cantidad de veces que los niños veían a sus abuelos sino de la calidad de esa relación. Por tanto, los abuelos son esenciales para moldear la forma en que los niños ven el envejecimiento.

De hecho, no debemos olvidar que los abuelos desempeñan un importante papel de unión intergeneracional, no sólo son cómplices de sus nietos sino que a menudo les brindan la comprensión y el apoyo que los más jóvenes y ocupados padres no saben cómo ofrecer.

También suelen ser un ejemplo de paciencia y escucha empática, siendo menos críticos que los padres y comprendiendo los errores de sus nietos. Su estilo de educación suele centrarse más en reforzar las cualidades positivas de los niños, estimulando su autoestima.

Los estereotipos sobre la vejez, un boomerang que se revertirá contra nosotros

A lo largo del tiempo, envejecer no ha sido visto de la misma manera. Cada cultura y época han hecho sus propias interpretaciones sobre el proceso de envejecimiento, y esas creencias han marcado la manera de asumir el envejecimiento personal y la forma de relacionarse con los mayores.

En la sociedad primitiva, los afortunados que sobrevivían a la dureza de aquellas condiciones solían asumir funciones concretas en la tribu, generalmente se convertían en chamanes o brujos, por lo que ocupaban los lugares más altos en la jerarquía social, convirtiéndose en referentes para los más jóvenes, quienes buscaban su consejo y apoyo. En aquella época, ser viejo confería poder e influencia.

Esa idea se comenzó a deteriorar en la Grecia antigua, donde se sentaron las bases de nuestra sociedad Occidental. Debido al culto al cuerpo, la vejez comenzó a verse como un castigo. Aún así, seguía revistiéndose de sabiduría. El verdadero declive comenzó con el Renacimiento y la modernidad le ha puesto el broche de oro a los estereotipos sobre la vejez.

De hecho, se ha apreciado que la discriminación en los puestos de trabajo debido a la edad es un problema cada vez más común. Las personas de más edad permanecen desempleadas durante más tiempo y cuando acceden a un puesto de trabajo, a menudo son desestimadas por los más jóvenes.

Por desgracia, hoy muchos jóvenes creen que los “viejos” no tienen nada que aportar puesto que no comprenden los tiempos modernos. Ese terrible estereotipo no sólo afecta a las personas mayores sino que se convertirá en un boomerang cuando esos jóvenes lleguen a la tercera edad, ya que pensarán que no tienen nada que aportar y que su vida prácticamente se ha acabado.

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