El azúcar Un antojo peligroso

Todo comienza con el primer biberón, en ocasiones incluso por indicación médica ante la inquietud, en el primer o segundo día de vida, “el niño no se llena”. Desde ahí entramos en contacto con la dulzura del azúcar (sacarina, sacarosa, jarabe de maíz de alta fructosa, jarabe de malta o maltodextrina) que se encuentra añadida a la mayoría de las fórmulas lácteas.