Diseño y Permacultura

Hoy día escuchamos por todos lados la palabra Permacultura y lo primero que nos llega a la mente es que se refiere a la puesta en acción del conocimiento milenario de la agricultura para aplicarlo a nivel doméstico en el patio de atrás de nuestras casas y así obtener nuestro propio alimento. En realidad va mucho más allá.

Comenzó a promoverse bajo este nombre a finales de los años setenta en Australia, donde Bill Mollison y David Holmgren acuñan la palabra para lanzar una propuesta de planeación y diseño de los asentamientos humanos que pueda contribuir a crear una cultura humana permanentemente sostenible.

Esta filosofía enseña cómo observar la dinámica de los ecosistemas naturales para diseñar sistemas productivos que responden a las necesidades humanas sin degradar a nuestro entorno natural. Tiene el objetivo de integrar animales, plantas, paisajes, construcciones, tecnología y asentamientos humanos en sistemas armónicos y simbióticos; además se puede aplicar en todas las escalas que nos imaginemos, zonas rurales, ciudades, campos, ranchos, escuelas, casas, jardines, etc., así como en cualquier tipo de clima. Estos sistemas utilizan un mínimo de energía, materiales y trabajo para mantenerlos ya que todos los recursos se reciclan incluyendo sus mismos desperdicios, por lo cual la contaminación es prácticamente nula.

Los principios de diseño de la permacultura en realidad son principios ecológicos universales, que podemos pensarlos como obvios y de sentido común pues los vemos todo el tiempo en la naturaleza, pero aun así son muy poco considerados a la hora de diseñar la mayoría de los proyectos de desarrollo.

Hablemos de algunos de estos principios, por ejemplo La Diversidad de Flora y Fauna. Todos los ecosistemas tienen una estabilidad que se basa en la diversidad de especies que habitan en ellos, eso lo sabemos todos. Ahora bien, las grandes áreas de cultivos donde solo existe una especie, como el trigo o el maíz, favorecen las plagas y las “malas hierbas”. Un cultivo o huerto con una gran diversidad de especies genera un equilibrio natural donde las plagas y malas hierbas no tienen oportunidad de causar daños. Esto se debe a que con una mayor diversidad de plantas tenemos una mayor variedad de insectos y animales que conforman una red de interacciones benéficas que crean un equilibrio en nuestro diseño de la huerta. Es decir, un pequeño ecosistema donde encontraremos como resultado un rendimiento mayor. Es tan fácil como verlo así: dentro de una sociedad si existen personas de edades, culturas, géneros, experiencias, etc., muy variados, va a ser mucho más productiva que una sociedad con un grupo homogéneo de personas, o no?

Una cosa – Muchos usos. Tenemos que asegurarnos que todo lo que vamos a incluir dentro del diseño de nuestro sistema cumpla con la mayor cantidad de funciones posibles para aumentar la eficiencia. Por ejemplo: una barrera rompevientos, que además esté hecha de alimento para el ganado y especies que den néctar para las abejas, o un estanque que proporcione agua para riego, hábitat natural, agua para animales silvestres que nos controlarán plagas, lugar para refrescarnos, protección para el fuego, etc. Una valla que delimite la huerta para que no entren animales indeseados y además sirva como estructura para que crezcan plantas trepadoras. O hablando a nivel social, un empleo que aporte recursos económicos pero que también sirva para mejorar nuestra vida social, cambiar el mundo, hacer felices a los demás, etc.

Cada cosa en su lugar. Cada árbol, cada planta, cada construcción, tendrá un lugar donde será especialmente beneficioso para el entorno. Tenemos que pensar en las necesidades de cada elemento y en las interacciones que van a suceder a causa de su ubicación, así todos los elementos estarán ubicados en relación a otro, como plantar cerca de un estanque plantas que requieran mucha agua o un huerto entre la casa y el gallinero, de manera que lo que se deshecha del huerto va a parar al gallinero y el estiércol del gallinero se utiliza en el huerto. Aplicándolo dentro de un grupo de trabajo sería tomar en cuenta las habilidades de cada persona para ubicarla en distintas actividades para obtener mayor productividad.

Estas líneas son apenas la punta del iceberg que implica la filosofía de la permacultura, el objetivo es que nos demos cuenta que es simplemente una manera de equilibrar nuestra existencia con nuestro entorno para poder lograr una permanente cultura de balance en nuestras vidas.

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