Cielo Tejido: Un sueño que une generaciones

Lorena Ron y su madre, Concepción, conocida cariñosamente como Paloma, son las mentes y manos detrás de Cielo Tejido, un proyecto que nació de la tradición y el amor por su comunidad en Etzatlán, Jalisco.
“Este proyecto comenzó en 2020 como una ofrenda al Señor de la Misericordia”, comparte Concepción. Desde siempre, las calles del pueblo se adornaban para la fiesta patronal, utilizando cordeles de papel. “Quisimos hacer algo diferente, algo que durara más. Así empezamos a tejer con rafia, una fibra resistente que soporta el sol y la lluvia, y creamos los primeros cordeles con los colores tradicionales: rojo y amarillo”.
Sentadas en el portal del pueblo, con agujas y bolas de rafia, comenzaron a trabajar juntas, y pronto otras mujeres se sumaron al proyecto. “Amigas, conocidas, jóvenes y mayores, todas entusiasmadas, nos ayudaban a tejer. Así logramos decorar primero una calle, luego tres cuadras, y con el apoyo del municipio la idea creció aún más”, recuerda Concepción.
Un récord que trascendió fronteras
Lo que empezó como una ofrenda local se transformó en un logro monumental. “Nos animamos a participar en el Récord Guinness para crear el pabellón tejido más grande del mundo”, relata Lorena. El reto era alcanzar mil metros, pero superaron todas las expectativas al tejer cerca de tres mil. “Ese récord, a nombre de mi madre, fue un hito para Etzatlán. Gracias a él, nuestro trabajo llegó hasta la Expo Dubái 2020, donde ganamos el Globo de Oro al diseño del mejor pabellón”.
Este reconocimiento marcó el comienzo de una trayectoria internacional para Cielo Tejido. Desde entonces, el colectivo ha participado en eventos como el Burning Man en el desierto de Nevada y en el Corona Capital 2023. Además de exposiciones en lugares como Bélgica, Miami, Ciudad de México, Cancún, Puerto Vallarta, Querétaro, Aguascalientes, Punta Mita, Los Cabos, Ensenada, Curazao, y próximamente Canadá. “Cada exhibición es un motivo de orgullo, pero nuestro corazón siempre está aquí, en Etzatlán, donde comenzó todo”, asegura Lorena.
Una comunidad tejida con sueños
Actualmente, Cielo Tejido reúne a más de 200 mujeres, una comunidad que nació en las calles del pueblo y que hoy tiene un impacto profundo en la vida de sus integrantes. “Es grandiosa la transformación que el tejido nos ha dado”, expresa Concepción. “No solo creamos algo hermoso, sino que también ayudamos a la economía de nuestras casas y nos sentimos orgullosas de ser parte de algo tan significativo”.
Para Lorena, el tejido es más que un oficio: “Es conservar una de las tradiciones más antiguas del mundo. Queremos que las nuevas generaciones aprendan este arte y que sepan que, con un hilo y una aguja, se pueden lograr grandes cosas”.
Además del impacto personal, el proyecto ha transformado al pueblo entero. “El turismo ha crecido muchísimo”, señala Lorena. “Ahora hay hoteles y restaurantes que antes no existían. Ver esa derrama económica nos llena de orgullo porque sabemos que contribuimos en algo importante para nuestra comunidad”.
Arte, moda y urbanismo
La influencia de Cielo Tejido ha trascendido lo artesanal, llevándolos a explorar otros campos como la moda y el diseño de interiores. En 2024, colaboraron con el diseñador de moda Benito Santos en la colección Primavera-Verano 2025 titulada Entretejidos, una propuesta que combina técnicas tradicionales con alta costura.
En paralelo, sus instalaciones artísticas han transformado espacios públicos y privados, desde calles y plazas en Etzatlán hasta restaurantes y centros comerciales en grandes ciudades. “Queremos que cada intervención cuente una historia y que el tejido sea el hilo conductor que conecte a las personas con nuestras raíces”, explica Lorena.
Un sueño tejido entre madre, hija y nieta
Para ambas, el proyecto ha estrechado los lazos familiares. “La relación entre madre e hija se ha fortalecido mucho. Tomamos decisiones juntas, con el mismo fin: ayudar a las mujeres del pueblo a sentirse empoderadas y apoyar a sus familias”, explica Lorena. “Y no estamos solas, también mi hija Lorena nos ha ayudado muchísimo a que Cielo Tejido crezca y llegue hasta donde está hoy”.
Concepción, con una visión llena de esperanza, sueña con nuevos horizontes para su arte: “Me imagino una playa grande llena de sombrillas tejidas, un espacio donde las personas puedan admirar algo diferente y hermoso”.
Su mensaje es claro: “Nunca se cansen de hacer aquello que mejore nuestro entorno y nuestro mundo. Con respeto, amor y el deseo de unirnos, podemos lograr grandes cosas. Agradezco a quienes admiran nuestro trabajo y, en especial, a mi nieta Lorena, quien nos ha apoyado tanto”.
Una historia que continúa
Con cada hilo tejido, Concepción, Lorena y las 200 mujeres de Cielo Tejido han logrado construir no solo obras de arte, sino también una comunidad fuerte, resiliente y llena de sueños. Desde un pequeño pueblo de Jalisco, su visión ha transformado espacios y corazones, llevando un mensaje de esperanza y tradición a muchas partes del mundo.
“En cada hilo que tejemos no solo creamos arte, sino también lazos: entre generaciones, comunidades y sueños que se transforman en realidad”.
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